Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de Antimicrobianos-18 al 24 de noviembre de 2020
Resumen
La resistencia a los antibióticos es uno de los principales problemas de salud pública a nivel mundial, a tal punto que algunos editoriales publicados en prestigiosas revistas médicas se preguntan si no estaremos ingresando en lo que podría llamarse la “era post-antibiótica” (1). Si bien esta denominación pareciera algo apocalíptica, algunos datos sugieren que, de no mediar vigorosas acciones de todos los involucrados, podría llegar a ser real en el corto plazo: se estima que si esta tendencia no se revierte, para el año 2050 se producirán en el mundo 10,5 millones de muertes como consecuencia de la resistencia antibiótica, muy por encima del número de muertes por cáncer (8 millones) o por accidentes de tránsito (1,2 millones).
Son muchas las causas de esta situación. Por un lado, es inevitable considerar que con el tiempo los medicamentos van perdiendo su capacidad para matar bacterias patógenas, ya que las bacterias, por motivos de selección natural y adaptación genética, tienden a volverse más resistentes a los antibióticos (2). Sin embargo, ese proceso se está acelerando de forma exponencial debido a que los antibióticos se utilizan en exceso y a menudo de manera equivocada: se estima que hasta el 50% de las veces no se prescriben adecuadamente (3). Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) expresó su preocupación por el uso inadecuado de antibióticos en el transcurso de la pandemia de COVID-19, teniendo en cuenta que solo una pequeña fracción de los pacientes que presentan esta enfermedad requieren antibióticos para tratar infecciones bacterianas posteriores (4).
En la Asamblea General de las Naciones Unidas de septiembre de 2016 los jefes de Estado se comprometieron a abordar en forma amplia y coordinada las causas profundas de la resistencia antibiótica no solo en la salud humana sino también en la salud animal y en la agricultura (5). Los países, entre ellos la Argentina, reafirmaron su compromiso de elaborar planes de acción nacionales sobre la resistencia basados en el plan de acción mundial.
La OMS ha propuesto un plan de acción que incluye cinco puntos centrales: mejorar la sensibilización y los conocimientos en materia de resistencia a los antimicrobianos; reforzar la vigilancia y la investigación; reducir la incidencia de las infecciones; optimizar el uso de medicamentos antimicrobianos; y asegurar que se realicen inversiones sostenibles en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos (5).
Tras una reunión celebrada en mayo de 2020 y organizada por las organizaciones de la Alianza Tripartita —la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la OMS—, el alcance de la campaña frente a la farmacorresistencia se amplió de los antibióticos a los antimicrobianos en general, de forma que ahora es más amplia e inclusiva. Esta respuesta más integral facilitará la aplicación del enfoque «Una Salud» de ámbito multisectorial y potenciará la participación de los interesados (6). El Comité Ejecutivo de la Alianza Tripartita ha decidido que, a partir de 2020, la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antimicrobianos se celebrará todos los años del 18 al 24 de noviembre con el lema «Antimicrobianos: manéjalos con cuidado» y se aplicará a todos los sectores. El tema elegido este año para el sector de la salud humana es «Unidos para preservar los antimicrobianos» (6). Como parte de este plan, la OMS intenta comprometer a todos los involucrados en esta lucha: las autoridades, los médicos y otros profesionales de la salud, las sociedades científicas, la industria farmacéutica y todos y cada uno de nosotros.
Las autoridades en salud deben asumir su responsabilidad y ser líderes en el desarrollo de planes de acción para hacer frente a la problemática de la resistencia a los antibióticos convocando a todos los sectores involucrados, trabajando en mejorar la vigilancia de las infecciones causadas por microorganismos resistentes y reforzando los programas de prevención y control de las infecciones.
Los médicos y otros profesionales de la salud debemos procurar no recetar antibióticos a menos que sean realmente necesarios e indicarlos una vez adoptadas todas las medidas posibles para averiguar y confirmar qué antibiótico debe recibir cada paciente.
El sector agrícola tiene también una importante responsabilidad en esta problemática, teniendo en cuenta que más de la mitad del consumo de antibióticos a nivel mundial se realiza en el campo de la medicina veterinaria. Por lo tanto, este sector debe asegurarse que los antibióticos administrados a los animales se utilicen solo para el control o el tratamiento de enfermedades infecciosas y bajo supervisión veterinaria.
La industria farmacéutica debe acelerar e intensificar sus esfuerzos para investigar y desarrollar nuevos antibióticos, y tiene también una responsabilidad en la comunicación ética y objetiva de las ventajas de sus productos.
Por último, la población general es un actor clave en la lucha contra la resistencia antibiótica. Es importante que solo se tomen antibióticos cuando son prescriptos por un profesional, evitando la automedicación, y siguiendo estrictamente las instrucciones recibidas en cuanto a dosis y duración del tratamiento. También pueden prevenirse las infecciones lavándose las manos, preparando los alimentos en condiciones higiénicas, velando por la seguridad de las relaciones sexuales y manteniendo las vacunaciones al día.
En resumen, la lucha contra las enfermedades infecciosas cuenta con los antibióticos como un aliado fundamental. De todos nosotros depende que esto siga siendo así.
Dr. Lautaro De Vedia
Médico Infectólogo
Hospital de Infecciosas Francisco J. Muñiz
Sociedad Argentina de Infectología
Secretario de Redacción de Actualizaciones en SIDA e Infectología