Sarampión en la Argentina: una vieja enfermedad, un gran desafío
Resumen
El sarampión es una enfermedad viral, altamente transmisible por vía respiratoria, con un R0 de 16 -18, es decir que una persona con sarampión puede transmitir la infección a 16 a 18 personas susceptibles. Se presenta en todas las edades, siendo de mayor gravedad en niños menores de 5 años, desnutridos e inmunocomprometidos. Puede causar graves complicaciones respiratorias como neumonía y del sistema nervioso central, como convulsiones, meningoencefalitis, ceguera o encefalomielitis postinfecciosa.
- Se lo ha declarado como enfermedad eliminable en las Américas, entendiéndose como tal la reducción a cero de la incidencia de casos confirmados en la región, resultado de esfuerzos organizados, en este caso la vacunación, y del requerimiento de medidas continuas para prevenir el restablecimiento de la transmisión.
- En este contexto, ha cambiado la definición de caso sospechoso por una más sensible. Frente a un paciente no debemos pensar en un sarampión con todas las características clínicas que hemos conocido en el pasado y hemos visto en algunos brotes o en las descripciones históricas, sino en una definición que nos permita no perder un solo caso (1).
Es por ello que un caso sospechoso se define como toda persona con un cuadro febril agudo exantemático (independiente del estado de vacunación) o cuando el equipo de salud piense que puede ser un sarampión. Luego es clave el envío de muestras al laboratorio para serología, cultivo e identificación genómica.
- En 1994, los países establecieron el objetivo conjunto de eliminar la transmisión endémica del sarampión para el año 2000 a través de la implementación de estrategias de vigilancia y vacunación recomendadas por la Organización Panamericana de la Salud. Para 2002, la transmisión endémica del sarampión en las Américas había acabado, pero se resolvió esperar a que se pudiera declarar conjuntamente con la eliminación de la rubéola, hecho que sucedió en 2015. Los brotes de sarampión de Venezuela y Brasil retrasaron este proceso, pero finalmente en 2024 la región de las Américas fue nuevamente verificada como libre de sarampión, manteniéndose al mismo tiempo la eliminación de la rubéola y el síndrome de rubéola congénita (2). El notable aumento de casos en 2025, en comparación con años anteriores, pone en riesgo este logro (Figura 1) (3).
- Hasta la semana epidemiológica 8 se han confirmado 268 casos en Canadá, Estados Unidos, Argentina y México (4), incluyendo dos defunciones al momento actual en Estados Unidos. Al 7 de marzo, en el brote en Texas, Estados Unidos, se han identificado 198 casos y 10 en Nuevo Méjico, lo cual refuerza la necesidad de intensificar las estrategias de prevención, detección temprana y control.
- En la Argentina, a la misma fecha se han notificado ocho casos de sarampión, seis en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Palermo) y dos en Provincia de Buenos Aires (Florencio Varela), pertenecientes por el momento a la misma cadena de trasmisión, pero que ya nos hablan de la posibilidad de trasmisión comunitaria (dos casos importados de niñas de origen ruso, casos coprimarios). En los ocho casos se identificó el genotipo B3 linaje MVs/ Buenos Aires. ARG/5.25.
- Ante este panorama, la OPS insta a los países a fortalecer la vigilancia epidemiológica y aumentar las coberturas de vacunación, especialmente en poblaciones de alto riesgo. El sarampión se previene con vacunación. Contamos con una vacuna de probada eficacia y seguridad, la vacuna triple viral que previene contra sarampión, rubeola y paperas, pero… ¿cómo estamos vacunando y a quiénes?
Según los últimos datos disponibles de 2023, la cobertura del país para la primera dosis fue de 81,6% y 54,8% para la segunda dosis (Figura 2). Sin embargo, estas coberturas no son homogéneas, detectándose enormes brechas entre jurisdicciones con un acumulo de susceptibles preocupante (5). Como en la Argentina el sistema está nominalizado, se pudo sumar a la cobertura las dosis atrasadas que se fueron recuperando, lo cual permite afirmar que para 2023 la cobertura final de la primera dosis alcanzó el 91,5% y la de segunda dosis, 80,6%. Esto es asimismo desafiante, porque lo importante es la oportunidad de la vacunación… ¿cuánto tiempo estuvieron esos niños en riesgo?
La situación con respecto a la segunda dosis es también preocupante ya que al ser el sarampión una enfermedad de trasmisión respiratoria, sumamente contagiosa, se necesita por lo menos un 95% de cobertura en cada jurisdicción y la cobertura de la segunda dosis, sobre todo, dista mucho de ello, sumado a la falta de homogeneidad entre provincias.
Las bajas coberturas con triple viral en grandes centros urbanos o jurisdicciones fronterizas implican un alto riesgo de reintroducción del sarampión y la rubéola en nuestro país. Tal como lo muestra el informe del Observatorio de la Infancia y Adolescencia de la Sociedad Argentina de Pediatría, las coberturas durante 2022 en la región Centro fueron de 79,1% para la primera dosis y 84,3% para la segunda dosis. Estas coberturas se encuentran muy por debajo de lo necesario para evitar la expansión del brote en esta región actualmente afectada.
En agosto de 2024, en vista de los nuevos datos, la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn) recomendó bajar la edad de administración de la segunda dosis y aplicar la misma en el segundo año de vida, habida cuenta no solo de las bajas coberturas sino también del acumulo de susceptibles entre ambas dosis, que hacen necesario cerrar esta brecha ante el riesgo de brote.
En el momento actual, frente a esta situación epidemiológica, la política de vacunación debe ser enérgica dada las características de la enfermedad, se debe pensar en una dosis extra en menores de un año y administrar la segunda dosis de calendario en el segundo año de vida, sobre todo en las dos jurisdicciones afectadas y, en un futuro próximo, cambiar en el calendario nacional el momento de aplicación de la misma para todo el país.
Un esfuerzo conjunto de autoridades, sociedades científicas, jefes de programas de inmunización, educadores y periodistas, junto a una muy buena comunicación a la comunidad, es clave. Aceptemos este desafío trabajando en equipo.
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