COVID-19, dos años y 458 millones de casos después

  • Lautaro De Vedia
Palabras clave: Covid-19, pandemia, olas, variantes

Resumen

Cuando el número 108 de ASEI esté ya en manos de los lectores, habrán transcurrido más de dos años desde el inicio de la pandemia de COVID-19. En ese período, se registraron en todo el mundo 458 millones de casos y más de 6 millones de muertos. Esta cifra se encuentra muy por debajo de la cantidad de muertes causadas, por ejemplo, por la epidemia de gripe de 1918 (50 millones) o incluso la de sida (40 millones), por no mencionar enfermedades de centurias anteriores, como la peste bubónica, en 1710, con 164 millones de personas fallecidas. No obstante, en un estudio publicado recientemente en el cual se compararon las muertes por cualquier causa entre 2020 y 2021 con las producidas en los 11 años previos, se estimó que la cifra de fallecimientos vinculados con el COVID-19 alcanzó los 18,2 millones, hayan sido estos directa o indirectamente ocasionados por el SARS-CoV-2. Este exceso de mortalidad asociado con el COVID-19 indica que su impacto fue mucho más elevado que lo publicado por las cifras oficiales, al considerar las muertes potencialmente relacionadas con el subdiagnóstico debido a insuficiente cantidad de testeos, o a un menor acceso a la salud para
la atención de otras enfermedades a raíz de la propia pandemia (1).


La pandemia también tuvo un fuerte impacto en la economía global. Datos del reporte “Perspectivas de la Economía Mundial” (2) señalan que en América Latina y el Caribe, el crecimiento del PBI se prevé en un 2,2% en 2022, un registro lejano al 6,5% alcanzado en 2021. Para los dos  próximos años se pronostica un “panorama difícil”, con un contexto internacional menos favorable a medida que se ralentice el crecimiento de los principales socios comerciales de la región y se endurezcan las condiciones financieras mundiales. El reporte prevé que por lo menos los dos próximos años los niveles de empleo se  mantendrán muy por debajo de los niveles anteriores a la pandemia. La participación de la población activa se mantiene en niveles históricamente bajos, ya que muchos de los que perdieron su empleo o abandonaron el mercado laboral durante la epidemia todavía no han regresado. En este contexto de escasa recuperación laboral, se prevé que el número de personas que viven en la pobreza extrema se mantenga muy por encima de los niveles anteriores a la pandemia, y que la pobreza aumente aún más en las economías más vulnerables. Además, la recuperación completa del PBI per cápita durante los próximos años seguirá siendo difícil para muchos países en desarrollo. Estas persistentes brechas de producción exacerbarán la pobreza y la desigualdad y frenarán los avances en la consecución del desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático.


Más allá de estos contundentes números, cada uno de nosotros pudo sentir que no hubo rincón de nuestra vida cotidiana que no se hubiera visto afectado por este huracán desatado en el mundo por el SARS-CoV-2: trabajo, estudio, descansos, vacaciones, salidas… Nada fue igual a lo que conocíamos. Por supuesto, muchos cursaron la infección, y/o la sufrieron a través de los seres más queridos. Y por supuesto, muchos tuvieron que lamentar pérdidas irreparables.

Sin embargo, en los últimos meses, la situación pareciera haber cambiado. Las nuevas variantes del SARS-CoV-2 han modificado sustancialmente el panorama. Aunque los modelos desarrollados por el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) sugieren que el promedio diario global de infecciones por SARS-CoV-2 ha aumentado en más de 30 veces entre finales de noviembre de 2021 y el 17 de enero de 2022, el número de casos de COVID-19 notificados en este período solo se ha multiplicado por seis a nivel global. Esto es debido a que la proporción de casos que son asintomáticos o leves ha aumentado en comparación con las variantes anteriores del virus. Por lo tanto, la tasa global de detección de infecciones disminuyó a nivel mundial del 20%
al 5% (3).

Por otra parte, así como se vivió con zozobra el inicio de la pandemia de COVID-19, a los pocos meses de iniciada ya se podía contar con herramientas altamente eficaces para combatirla: como nunca, un importante arsenal de vacunas permitió al mundo revertir drásticamente la situación. Solo en nuestro país fueron administradas más de 95 millones de dosis, alcanzándose la cobertura completa en poco más del 80% de la población (4). Así, hoy en día, si bien el SARS-CoV-2 continúa enfermando a las personas, las tasas de letalidad y de ingreso en terapia intensiva son significativamente menores, habiendo pasado de una tasa de letalidad del 2,7% en los primeros 12 meses de la pandemia al 0,37% en los últimos 6 meses (5).

Hoy muchos especialistas plantean que si bien el COVID-19 continuará infectando, el fin de la pandemia se acerca: “COVID-19 will continue but the end of the pandemic is near”, dice en su editorial Christopher Murray (6). Señala el autor que “en el futuro, el impacto de la transmisión del SARS-CoV-2 en la salud será menor, debido a la amplia exposición de la población al virus, la administración regular de vacunas adaptadas a nuevos antígenos o variantes, el advenimiento de los antivirales y el conocimiento de que las personas vulnerables pueden protegerse a sí mismos durante olas futuras cuando sea necesario mediante el uso de máscaras de alta calidad y el distanciamiento físico”.

No sabemos la manera en que continuará esta pandemia. Pero podemos imaginar que si bien es posible que sobrevengan nuevas “olas”, su impacto en la vida cotidiana irá disminuyendo paulatinamente en la medida que continuemos con el desarrollo y la administración de vacunas, y que incorporemos conductas más seguras en nuestra vida diaria. Nos enfrentamos con el desafío de continuar luchando por un mundo mejor. La sociedad entera, y cada uno de nosotros en particular, tiene la responsabilidad de lograr que lo vivido no haya sido en vano.

Referencias

1 - COVID-19 Excess Mortality Collaborators. Estimating excess mortality due to the COVID-19 pandemic: a systematic analysis of COVID-19-related mortality, 2020-21. Lancet. 2022 Mar 10:S0140-6736(21)02796-
3. doi: 10.1016/S0140-6736(21)02796-3.

2. Fondo Monetario Internacional. https://www.imf. org/es/Publications/WEO/Issues/2022/01/25/world-economic-outlook-update-january-2022#:~:text=Se%20prev%C3%A9%20que%20el%20
crecimiento,las%20dos%20econom%C3%ADas%20m%C3%A1s%20grandes. Accedido en marzo 2022.


3. Institute for Health Metrics and Evaluation. COVID-19 projections. Jan 17, 2022. https://covid19.healthdata.org/global?view=cumulativedeaths&tab=trend. Accedido en marzo 2022.

4. Ministerio de Salud. Reportes diarios sobre COVID-19 en Argentina. https://www.argentina.gob.ar/coronavirus/informes-diarios/reportes. Accedido en
marzo 2022.

5. Ministerio de Salud. Monitor Público de Vacunación. https://www.argentina.gob.ar/coronavirus/vacuna/aplicadas https://www.argentina.gob.ar/coronavirus/vacuna/aplicadas. Accedido en marzo 2022.

6. Murray CJL. COVID-19 will continue but the end of de pandemic is near. Lancet 2022; Jan29;399(10323):417-419. doi: 10.1016/S0140-
6736(22)00100-3.

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Biografía del autor/a

Lautaro De Vedia

Dr. Lautaro de Vedia

Médico infectólogo
Hospital Francisco J. Muñiz, CABA
Ex presidente Sociedad Argentina de Infectología (SADI) Secretario de Redacción Revista Actualizaciones en SIDA e Infectología

Publicado
2022-03-29
Cómo citar
De Vedia, L. (2022). COVID-19, dos años y 458 millones de casos después. Actualizaciones En Sida E Infectología, 30(108). https://doi.org/10.52226/revista.v30i108.125
Sección
Editorial